sábado, 25 de enero de 2014

Helena Pimenta a la dirección de La Verdad Sospechosa

Cartel publicitario que anuncia la obra La verdad sospechosa


Dos historias de amor atravesadas por continuas equivocaciones, la relación de desencuentro entre un padre y un hijo y el afán moralizante del autor mueven la maquinaria de esta comedia seria, articulada en torno a la figura de su protagonista, el mentiroso don García. Su desbordante imaginación, que le lleva por momentos a creerse las fábulas que él mismo construye, y la no menos falsa, aunque no tan llamativa, actitud de los que le rodean, dotan a la obra de una atmósfera imprevisible que se mueve en un presente continuo, en el que se hace difícil distinguir la verdad.
    
He llamado seria a esta comedia y quizás sería mejor llamarla melancólica. Una melancolía que ilustra la distancia que existe entre el deseo y la realidad y que padecen todos los personajes que la habitan. Nadie está donde quiere estar y menos aún donde cree estar. Un océano inmenso de mentiras ocupa esa distancia que cada uno trata de salvar, de la mejor manera que puede, a la búsqueda de su propia identidad. Y hay mentiras de muy diversos tipos, cada una de ellas con sus propias razones: mentiras necesarias, de defensa, de seducción; mentiras piadosas, maliciosas, a uno mismo, a los demás…
  
El autor, mediante un lenguaje aparentemente sencillo aunque de versificación y sintaxis complejas, arma una estructura compartimentada y compacta a la vez, mostrando una asombrosa capacidad para conseguir que nos divierta y hasta nos enternezca ese trapacero don García, y que nos hagan reír los sucesivos errores de interpretación o equivocaciones que sus palabras y actitud provocan en los demás;  y que nos seduzca, como le sucede a Jacinta. No deja de sorprender que su carácter y su forma de actuar, digamos, tan creativa, sean los que saquen a la luz las falsedades de los que están a su lado. Tampoco podemos dejar de reflexionar sobre el mundo ilusorio en el que viven los personajes de esta comedia irónica llena de hondura, un mundo tan alejado de la verdad y, por tanto, de la libertad, en el que todos están solos...


Helena Pimenta - directora del montaje-


Es lógico que el Siglo de Oro se interesase por la mentira: al fin y al cabo, una mentira no es más que una forma de apariencia y ya sabemos lo mucho que esta cuestión preocupó a los artistas del XVII. Y como el teatro de esa época es el teatro de la palabra por excelencia, forma y fondo encontraron en esta cuestión el tema perfecto. La verdad sospechosa es, sin duda, la cumbre de cuantos títulos trataron la materia de mendacio en los escenarios barrocos. En una primera lectura parece tan sólo la enésima versión cómica del cuento de Pedro y el lobo: el embustero al que, llegada la hora de la verdad, nadie cree. Pero enseguida descubrimos que Ruiz de Alarcón, un dramaturgo espléndido, no se ha contentado con esto y ha formulado cuestiones muy serias. La más importante: ¿Qué es mentir en un ámbito donde la mentira ya no es la excepción, sino la norma? ¿De verdad tenemos nosotros, en la desdichada España de 2013, una respuesta convincente a esta pregunta?
  


Ignacio García May - autor de la versión- 


La verdad sospechosa es una compleja comedia, divertida y enredosa, barroca y frenética, que esconde entre sus vericuetos infinitos una constante reflexión, irónica, ácida y dolorosa sobre lo que es verdad en una sociedad tan mentirosa como la nuestra, que es hija y nieta de la que reflejó Juan Ruiz de Alarcón a su llegada a Madrid en el siglo XVII. La obra es una mirada de un extranjero desengañado, que soñaba con la tierra prometida, tal y como había oído hablar de ella en su tierra natal, y que al llegar a ella descubre lo llena de engaños y embustes que era la Corte y todos sus habitantes. Hay en la obra una nostalgia constante del viajero que desea siempre encontrar un paraíso idealizado que ya no existe.

Ignacio García - selección y adaptación musical-


FOTOGRAFÍAS DURANTE LA RUEDA DE PRENSA PARA PRESENTAR LA OBRA LA VERDAD SOSPECHOSA EN EL TEATRO LOPE DE VEGA DE SEVILLA









Elena Pimenta y Paula Linero
ELENA PIMENTA realizó un magnífico montaje, ya antes con la obra La vida es sueño, y ahora con mucha sabiduría  La verdad sospechosa. También contribuyó el excelente reparto de actores con un dominio admirable del verso. Ellos son: FERNANDO SANSEGUNDO (Tristán), JOAQUÍN NOTARIO (Don Beltrán), RAFA CASTEJÓN (Don García), JUAN MESEGUER (Letrado / Don Juan de Luna), MARTA POVEDA  (Jacinta), NURIA GALLARDO (Lucrecia), PEPA PEDROCHE (Isabel), DAVID LORENTE (Don Juan de Sosa), PEDRO ALMAGRO (Don Félix), JUANMA NAVAS   (Don Sancho), ÓSCAR ZAFRA (Camino), ALBERTO GÓMEZ (Paje / Vendedor), ANABEL MAURÍN (Criada /Vendedora), MÓNICA BUIZA (Vendedora). Y cómo no, un intérprete de la música elemento clave para provocar romanticismo y comedia, el pianista MIGUEL HUERTAS. Y matrícula de honor al equipo artístico: VICENTE FUENTES (Asesor de verso), NURIA CASTEJÓN (Coreografía), IGNACIO GARCÍA (Selección y adaptación musical), JUAN GÓMEZ- CORNEJO  (Iluminación), CARMEN MANCEBO (Vestuario), ALEJANDRO ANDÚJAR (Escenografía y vestuario). Juntos, las obras escénicas están a salvo. Bravo para todos!



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